La alimentación de los hijos debe tener siempre una doble vertiente, una el nutrirlos correctamente, otra el enseñarlos a alimentarse de forma adecuada y equilibrada.
Analizaremos uno de los métodos que os invitamos a probar.

DOMÉNECH, Montse. ¡
A comer! Método Estivill para enseñar a comer. Barcelona: Plaza y Janés, 2004
Los métodos del Dr. Estivill no siempre gustan a los padres porque opinan que son muy radicales y puede perjudicar al niño. Pero no olvidemos que algunos aspectos se pueden adaptar (los tiempos, los espacios, los materiales...), aunque no por el simple hecho de pensar que el niño lo está pasando mal. Los hijos en muchas ocasiones nos manipulan y saben cómo hacerlo en cualquier caso. Debemos anteponer la razón al corazón en determinados momentos porque en poco tiempo obtendremos resultados.
EMPEZAMOS
1º ¿Seguro que mi hijo no come nada? Repasar las comidas que el niño hace al día, apuntarlo si hace falta, y valorar si verdaderamente no come nada.
2º
- Hay que educar, no engañar. Las argucias de los padres para lograr que la criatura abra la boca son contraproducentes.
- Durante la niñez se construyen los hábitos alimentarios. Es el momento de encauzarlos correctamente.
- No vale probar un truco detrás de otro. Hay que seguir un método.
- Es posible enseñar a comer bien.
- No hay que obsesionarse con el tema.
En el aprendizaje del hábito de comer bien, el rol de los padres ha de ser el de guía.
El proceso de aprendizaje de un niño se realiza a través de la reproducción de los modelos que le ofrecen el entorno y las personas que le rodean.
Utilizar incentivos afectivos, como piropos, felicitaciones, y materiales, los menos.
Ante una conducta adecuada hay que reforzarla positivamente
Ante una conducta inadecuada, se puede no hacer caso para que desaparezca o usar un incentivo para que desaparezca.
Castigos: no es recomendable en el caso de los niños más pequeños y siempre hay que vestirlo de manera constructiva: en vez de amenazarle hay que negar al niño algo que le gustaría. Siempre rehuir de los castigos corporales.
MÉTODO
Fijar un lugar, siempre el mismo, para que el niño coma. Un ambiente sereno donde concentrarse en la tarea de comer.
Conviene que sea una sola persona la que dirija el hábito de comer
La estimulación positiva, ante, durante y al fina de la comida, es básica
Se seguirán los pasos en las cuatro comidas: desayuno, comida, merienda y cena.
1) Se disponen los objetivos asociados (sillita, babero, vaso, plato y cubierto) en el lugar que se ha decidido que comerá el niño. Se retirarán cada vez que hagamos la pausa y volverán a poner cuando reanudemos el siguiente intento.
2) Se hace el primer intento que coma durante 3 mins. Si rechaza la comida, se para el proceso y se recoge todo.
3) Durante los 3 próximos mins,, no dedicamos a hacer otras cosas.
4) Empieza el segundo intento, que durará ahora 4 mins. Se procede con todo elritual de nuevo. Si transcurrido el tiempo previsto, el niño sigue sin comer bien, se para el proceso y se vuelve a recoger todo.
5) Durante los 4 próximos mins. Nos dedicamos a hacer otras cosas
6) Empieza el tercer intento, que durará 5 mins. Es el último. Si aún se resiste a comer, pasado el tiempo prescrito, se para el proceso y se recoge todo. Hasta la próxima comida.
7) Si en cualquiera de los intento el niño empieza a comer con regularidad, seguiremos dándole la comida aunque sobrepasemos el tiempo prevista. Se trata de que aprenda a comer, no a comer rápido.
No nos alarmemos si el niño no come apenas las primeras veces. Tampoco si pierde peso al principio, no es importante. Está comprobado que, siguiendo este método, nunca un niño ha perdido peso de forma patológica.
Durante a aplicación del método hay que variar constantemente la comida, no sacarle la que no se ha comido en la comida para la cena. Y no ofrecerle aquel plato que tanto le gusta de forma repetida. Ponerle la que le gusta acompañada de un poquito de la que no le gusta y animarle, felicitándole si se lo come todo.
Padres inseguros: por duro que parezca, los padres tienen que dominar siempre la situación y no cambiar nunca de parecer ni estrategia, auque su hijo se ponga muy insistente.
Es absolutamente contraproducente para el niño ver discutir a los padres por la comida. El pequeño necesita una pauta, siempre la misma, que le dé seguridad.
¿Lo has probado? Opina.